Desde inicios de la humanidad, la apariencia física ha tenido una gran relevancia y ha sido un atributo fundamental para la supervivencia del hombre. En la actualidad, el aspecto físico sigue teniendo la misma relevancia. Las facciones del rostro, el peso y la altura influidas por factores socioculturales como la moda o los medios de comunicación predominan en la percepción de belleza al que la mayoría busca ajustarse. La necesidad de ajustarse al patrón estético conlleva al aumento de cirugías estéticas, el uso de productos químicos relacionados a la belleza y al aumento de trastornos alimenticios como la bulimia y anorexia o a comportamientos compulsivos (Pérez Ramos, 2009).
En general, cuando la preocupación del cuerpo, así como la insatisfacción de la misma no se adecuan o exageran a la realidad y ocupan la mente con intensidad, generando un malestar negativo en la vida cotidiana nos referimos a un trastorno de la imagen corporal. Estudios indicaron que existe una prevalencia de insatisfacción con el cuerpo de aproximadamente el 2% en una población general (Rief; Buhlmann; Wilhelm, 2006).
En la sociedad occidental, estudios señalan que un tercio de las mujeres y un cuarto de los hombres presentan insatisfacción corporal (Grant y Cash, 1995). Esta insatisfacción se convierte en un malestar significativo, o sea en un trastorno, en un 4% en las mujeres y menos del 1% en los hombres (Rosen, Reiter y Orosan, 1995). Asu vez, distintos estudios realizados en países europeos señalaron que el 3,6% de personas que señalan dicha insatisfacción tienen alrededor 21 años (Möllmann; Dietel; Hunger; Buhlmann, 2017). Y, según estudios realizados en Perú señalan que el 16,6% de adolescentes, así como en el 11,1% de adultos emergentes manifiestan una preocupación e insatisfacción con el aspecto físico (Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado, s.f). Los estudios mencionados denominan dicha insatisfacción por el cuerpo como el Trastorno Dismórfico Corporal.
El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) es un cuadro psicopatológico relacionada a la idea errónea de presentar un defecto físico cuando este realmente no existe, así como también la preocupación extrema por el mismo (Avedikian, s.f). En algunos casos, las personas relatan tener una sensación generalizada de fealdad o de que “algo no está bien” (Vele y Gilbert, 2014). Y se refiere principalmente a la preocupación de alguna parte del cuerpo o a aspectos globales, así como a defectos faciales, la forma del cuerpo, el tamaño, peso, la simetría del cuerpo y a los olores corporales (Phillips, 1999).
Las distorsiones cognitivas respecto de la apariencia son centrales en el trastorno dismórfico corporal (TDC), la persona muestra una preocupación por defectos físicos leves o invisible la cual puede llegar a catalogarse en una condición delirante, esto generado por un fuerte sentimiento que es auto percibido a nivel cognitivo – racional (Behar, Arancibia, Heitzer y Meza, 2016).
El TDC es considerado también por muchos especialistas como un “trastorno silencioso”, debido a que las personas suelen ocultar los síntomas por la vergüenza que les genera y no logran pedir ayuda (Fangy Wilhelm, 2015). El ocultismo y el secretismo puede deberse a distintos motivos como la vergüenza a que las demás personas lo consideren vanidoso o superficial o hasta el miedo a que los demás noten el defecto que desea ocultar (Veale y Riley, 2001).
Este trastorno se considera, según la última edición del Manual Diagnostico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V), está relacionado con el espectro obsesivo-compulsivo, y por lo tanto es incluido en una nueva versión de la categoría Trastorno Obsesivo-Compulsivo y Trastornos Relacionados (DMS-5; APA,2013).
Los síntomas de TDC están relacionados a los criterios diagnósticos según el DSM-V, son los siguientes: A) Preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas. B) En algún momento durante el curso del trastorno, el sujeto ha realizado comportamientos. C) La preocupación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. D) La preocupación por el aspecto no se explica mejor por la inquietud acerca del tejido adiposo o el peso corporal en un sujeto cuyos síntomas cumplen los criterios diagnósticos de un trastorno alimentario (APA, 1994).
El Trastorno Dismórfico Corporal se encuentra relacionado de manera crítica a la depresión y a las ideas suicidas (Phillips, 2007). Un estudio constato que el 57,8% de personas con TDC señalaron haber tenido ideas suicidas y el 2,6% habían llevado a cabo un intento del mismo (Phillips y Menar, 2006). Por otro lado, se estima que el 75% de los pacientes con TDC presentan una depresión mayor, el 35% ansiedad o fobia social y entre el 30% – 49% presentan abuso de sustancias (Gunstad y Phillips, 2003; Phillips, Menard, Fay, y Weisberg, 2005). Además, el 48% presenta un trastorno de personalidad adicional al TDC y un 12% de personas con trastornos alimenticios como la anorexia nerviosa, bulimia o vigorexia, presentan una relación también (Bellino et al., 2006).
Si bien este trastorno dismórfico corporal no evidencia una incidencia significativa como, por ejemplo, los trastornos del estado de ánimo, es importante conocer aspectos que se presentan en el desarrollo de este trastorno, debido a que representa situaciones de riesgo a nivel emocional, cognitivo y social dentro de la vida del individuo.
Referencias bibliográficas
Perez, K (2009) Escala de avaliação do transtorno dismórfico corporal: propriedades psicométricas (Tesis de pregrado). Pontificia Universidad Católica de Campinas, São Paulo, Brasil
Rief W, Buhlmann U, Wilhelm S et al (2006) The prevalence of body dysmorphic disorder: a population‐based survey. Psychol Med. Pp. 877–85
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.). Arlington, VA: Author.
Behar, Arancibia, Heitzer & Meza (2016) Trastorno dismórfico corporal: aspectos clínicos, dimensiones nosológicas y controversias con la anorexia nerviosa. Rev Med Chile. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v144n5/art11.pdf
Phillips, K. A. (1999). Body dysmorphic disorder and depression: Theorical considerations and treatment strategies. Psychiatric Quartely, 70(4), 313-331.
Martínez Vivanco, Brenda
Centro Psicológico Neurocare